domingo, 20 de noviembre de 2011

EL CUENTO


EL MILAGRO DE LA TRAGEDIA

Era una vez dos niños. Samuel y José que vivían lejos de la ciudad con una señora llamada Paulina ya entrada en años, su piel estaba deteriorada, su cabellera casi blanca, el rostro con frunces, delgada, denotaba cansancio debido a tanto sufrimiento, el cual trató de  suplirlo con los dos niños José y Samuel, a quienes crío desde que tenían 5 y 6 años de edad, debido a que su familia en un sismo.

Paulina fue una más de los sobrevivientes, la cual también había perdido a toda su familia: su esposo, dos hijos, un niño y una niña, pero  se salvó como un milagro de Dios.
Samuel y José vieron a Paulina como su ángel de la guarda. Se criaron en un ambiente de mucha carencia económica apenas tenían para comer logrando sobrevivir a tantos suplicios.
Los  años fueron pasando y Paulina vio la necesidad de entrarlos a la escuela. El primer día de clase Samuel y José se sintieron extraños ante tantos niños los cuales jugaban en el patio de recreo.
Varios estudiantes se  les acercaron. Los hermanos José y Samuel  cada vez más tímidos, se pegaban a la pared y cambiaban de colores de la pena.
Cuando fue la hora de entrar a clase no querían porque sentían temor; mas sin embargo ingresaron al salón y se quedaron parados, asombrados con tanto ruido y desorden.
La profesora los tomó de la mano y los llevó a una de las sillas, los compañeros comenzaron a preguntarles el nombre, los hermanos con voz temblorosa, respondían
-José
- Samuel.
Al transcurrir el día cogieron confianza e hicieron varios amigos y volvieron a casa muy contentos, les hubiera gustado que su profesora los hubiera presentado ante sus compañeros como debía ser, para ahorrarles la pena que pasaron.
De regreso a casa encontraron un niño en mitad del camino de unos 3 años, llorando y diciendo: ¡mamá, mamá! Cuando José y Samuel lo iban a coger el niño se les desapareció, como la nieve entre las montañas. Fue tanto el susto de los dos hermanos que salieron corriendo despavoridos a contarle a Paulina.
Paulina les dijo que como a ellos no les gustaba rezar por eso se les había aparecido ese niño pidiendo a su madre;  que debían rezar antes de acostarse y al salir para la escuela.
Desde ese día los hermanos José y Samuel no paran de rezar y todos los días piden por sus seres queridos que ya no están con ellos, y por su madre Paulina para que se las proteja por siempre.

(Astrid Ramos)



2 comentarios:

  1. Astrid haciendo los pinitos de escritora

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  2. Se hace lo que se puede profe, que bueno que desde mucho antes, yo diría desde la escuela nos hubieran enseñado a descubrir nuestras habilidades, seríamos unos buenos escritores.

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